Las necesidades y deseos de una población mundial en
expansión han requerido un control ambiental intensivo. De hecho, la
intervención del hombre ha creado ambientes completamente nuevos que pueden
denominarse ECOSISTEMAS HUMANOS.
Los ecosistemas
humanos, son áreas controladas intensamente, especialmente las ciudades,
que resguardan a los humanos de los rigores del mundo externo a tal punto, que
algunas personas olvidan que estas áreas dependen para su mantenimiento de la
fuente de energía externa, de los diferentes ciclos y de las complicadas
interrelaciones con los ecosistemas naturales.
Desde la revolución industrial, el hombre ha incrementado
intensamente su control sobre la superficie terrestre del mundo. Actualmente se
estima que aproximadamente el 11% de la superficie terrestre del planeta está
bajo control intenso, el 30% bajo control moderado, y el 59% ha sido empleado
poco por las sociedades humanas. El hombre controla los ecosistemas para
obtener altos rendimientos agrícolas. Para mantener un rendimiento alto
(productividad neta alta) debe mantener al ecosistema en una etapa sucesional
temprana, y por lo tanto aumenta su inestabilidad. Los ecosistemas se dividen en
cuatro clases generales:
- Ecosistemas
naturales maduros: ecosistemas que aparecen, más o menos, en su estado
natural. Generalmente no son habitados ni empleados por el hombre.
- Ecosistemas
naturales controlados: Ecosistemas que controla el hombre para uso
recreativo, o bien, para la producción de recursos naturales, ejemplo:
áreas de caza, parques, bosques controlados.
- Ecosistemas
productivos: ecosistemas que emplea el hombre para la producción intensiva
de alimentos, o de recursos naturales, ejemplo: granjas, minas, fincas
ganaderas.
- Ecosistemas
urbanos: Ecosistemas en los que el hombre vive y trabaja, ejemplo: áreas
industriales, ciudades, pueblos.
Debido al crecimiento de la población se han incrementado
los ecosistemas de la clase 2, 3 y 4, a expensas de la clase 1. Generalmente se
desconoce la necesidad que se tiene de lo silvestre, debido a que se considera
no productivo.El establecimiento de zonas alteradas y poco humanizadas, así
como de reservas naturales y genéticas protege el equilibrio ecológico y
potencia la investigación científica y los valores económicos y estéticos.
Estas zonas cobran su mayor valor en áreas muy explotadas técnicamente. En
algunas ocasiones se puede reestablecer el equilibrio natural del ecosistema
pero una vez que se ha roto será muy difícil de recuperar.
Consumo energético humano
El ser humano, al igual que todos los organismos vivientes,
debe obtener la energía que proviene originalmente del sol, para mantener sus
procesos vitales. Como los humanos no son productores, dependen de los
vegetales que son capaces de transformar la luz solar en formas de energía
utilizables para ellos. La energía que consume el hombre puede dividirse en dos
tipos: energía interna, la
que emplea para los procesos corporales, y energía externa, la que utiliza en
actividades tales como el funcionamiento de sus instrumentos y el mantenimiento
de su cultura.
El hombre obtiene su energía interna de los alimentos que
ingiere. Puede ocupar más de un nivel trófico, ya que consume vegetales,
herbívoros y varios carnívoros. La energía que está disponible para el consumo
interno del hombre, depende directamente del nivel trófico que éste
seleccione.La mayoría de los organismos vivos no emplean la energía externa y
sólo el hombre la utiliza en cantidades significativas. Mientras el consumo de
la energía interna ha permanecido relativamente constante a través de la historia
(2200 cal día), el consumo de energía externa se ha incrementado notablemente a
partir desarrollo tecnológico . La mayor parte de la energía externa proviene
de los combustibles fósiles: carbón, petróleo y gas.
LESLIE REDDEN.
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