Crecimiento de la población humana
Probablemente el problema ecológico más grande de nuestro tiempo es el acelerado crecimiento de la población humana. Durante la mayor parte del tiempo en que los seres humanos han vivido en la Tierra, su población ha tenido un crecimiento bastante constante y lento. Por ejemplo, entre los años 10 000 y 500 a. J. C. la población global paso de 5 millones ha 100 millones. Hacia el año 13000 de nuestra era alcanzaba los 500 millones, y a principios del siglo XIX se había duplicado, llegando a ser 1000 millones. Desde entonces ha habido una auténtica explosión de la población humana, llegándose a más de 5000 millones en 1987. Ya ha finales del siglo XVIII, el economista británico Thomas Malthus, en su Ensayo sobre el principio de la población (1798-1803), advertía de los peligros de un crecimiento explosivo de la población.El rápido crecimiento de la población, especialmente en los últimos 200 años, se ha debido a la disminución de la taza de mortalidad y no al crecimiento de la taza de nacimientos. El hecho de que las fuentes de alimentos, el agua potable y la salud pública estén al alcance de la mayor parte de la población ha dado como resultado una mayor longevidad.
En las últimas décadas, paralelamente al crecimiento masivo de la población, se ha asistido a un desplazamiento significativo de los habitantes de los medios rurales a los grandes centros urbanos. En 1950 había alrededor de 750 millones de personas viviendo en áreas urbanas, lo que representaba el 25% de la población total. En los años 2000 las áreas urbanas acumularán casi la mitad de la población mundial, es decir unos 28000 millones de habitantes.
La mayor parte de esta expansión urbana también ha tenido lugar en los países recientemente urbanizados. El rápido crecimiento de ciudades como Sao Paulo o Bangkok han sobrepasado el número de empleos y viviendas disponibles. Consecuentemente muchas personas viven en barrios marginado, como favelas del Brasil o las villas de la miseria de Argentina, en alojamientos inadecuados a menudo carentes de servicio de agua corriente y alcantarillado. En esos lugares existe un alto índice de desempleo, una pobreza generalizada y una falta de servicios básicos, como escuelas y hospitales.
Presiones sobre los recursos naturales
A medida que la población humana se expande, manteniéndose al mismo tiempo el ritmo de desarrollo económico global, crece la demanda de alimento, de agua, de combustibles fósiles, de minerales y de otros recursos naturales. En muchos casos estos recursos son escasos, y cada vez mayor la competencia para obtenerlos. Las regiones de la tierra, fácilmente cultivables _alrededor del 11% de la superficie terrestre libre de hielo- está dedicada a la producción de alimento, ya sea para los seres humanos o para la ganadería. Las reservas de pescado disminuyen rápidamente en muchos de los océanos como consecuencia de una pesca exagerada. Las reservas de petróleo y las de gas natural, fácilmente accesibles se están explotando en la actualidad o bien ya se han agotado. Unos dos mil millones de personas padecen escasez crónica de agua.En los países desarrollados, la mayor parte del paisaje se ha transformado debido al desarrollo económico. La agricultura, la silvicultura, la industria, la construcción de viviendas y de vías de comunicación no son más que uno de los usos del suelo que han alterado o destruido los hábitats naturales y la vida silvestre. Hay además otras formas de comunicación medioambiental relacionadas con el suelo, el agua y el aire, que también ha dañado muchos ecosistemas.
Gran cantidad de países menos desarrollados se enfrentan a serios problemas económicos y sociales ocasionados por la rápida multiplicación de la población y la necesidad de financiar sus industrias e infraestructuras. Estos países tienen que dedicar una parte demasiado importante de los fondos del estado a pagar los intereses que los países desarrollados les han prestado. De esta manera se desvían los valiosos recursos que deberían emplearse en el desarrollo interno.
Por otra parte, estos países reciben enormes presiones para que exporten sus depósitos minerales y otros recursos naturales, como la madera para la construcción. Gran parte de las tierras de las tierras de cultivo productivas se utilizan para obtener cosechas rentables, como el cacao y el café, que pueden exportarse a los mercados de ultramar. Estas presiones llevan a menudo a la transformación de las formas tradicionales de cultivo, y los agricultores locales se ven obligados a trabajar tierras menos fértiles o que no han sido cultivadas con anterioridad. Esta situación provoca la ocupación de tierras semiáridas o de desmonte. La alteración humana de estos frágiles ecosistemas puede tener amplias y grabes consecuencias, como la degradación del suelo, la pérdida de hábitats naturales y la reducción de las poblaciones silvestres de plantas y animales.
-Perla Espinal J.
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